Fuente: El Periódico
Algunos habitantes de la isla griega de Lesbos han denunciado al colectivo de homosexuales de ese país, Olke, por “apropiación indebida” de su gentilicio femenino (lesbiana) para designar a las mujeres gays. ¡Lo que hay que oír! La gente tiene mucho tiempo libre, en serio.
La acusación pide “que se prohíba el uso de las palabras lesvios, lesvia y de los adjetivos lesviakos, lesviaki y lesviako, usados por la comunidad gay de Grecia, porque difaman el lugar de origen de los habitantes de Lesbos”. Además, añaden, la poeta que hizo famosa la isla entre las mujeres que aman a mujeres, Safo, "con sus alumnas tenía solo amores espirituales". ¡Pero que amplitud de conocimientos, amigos! Ya saben más que los estudiosos que llevan décadas investigando el tema.
Además, ¿eso qué más da? Las palabras tienen muchas veces orígenes divertidos, incoherentes… El caso es que ningún juez va a poder conseguir, en caso de que fallase a favor de esta gente (cosa que no parece que vaya a suceder) que dejemos de decir con la cabeza alta eso de YO SOY LESBIANA. ¿Qué pasa, que nos van a poner una multa o meter en la cárcel? Ridículo.
Por supuesto, no todos los habitantes de la isla son igual de homófobos que este puñado de personas absurdas. Supongo, además, que muchos de ellos serán conscientes del dinero que hace su isla con el turismo sáfico. Que si bodas, lunas de miel, excursiones bolleras… en fin, como para poner ahora a la policía a vigilar a ver cómo se llaman las unas a las otras.
-Señora, queda usted detenida por haberle dicho a ese tipo de ahí que intentaba ligar con usted que es lesbiana. A ver, enséñeme su documento de identidad, ¡pero si usted es española, no lesbiana, qué escándalo! Detenida, queda usted detenida.
Y aquí va un regalito para las viajeras.